Por Pilar Ínigo y José Luis Azón

  El Ashtanga Yoga de Patanjali es un sistema gradual de prácticas que conduce a la iluminación, a la liberación interior. Está integrado dentro del Raja Yoga, el yoga de la mente, y se compone de ocho angas o pasos, que son: yama, niyama, asana, pranayama, pratyahara, dharana, dyana y shamadi.

YAMAS Y NIYAMAS

Yama significa literalmente “control”, y se refiere a nuestras actitudes respecto a lo que nos rodea; una ética sobre nuestra relación con el mundo, con los demás, entendidos como parte de la conciencia infinita que todos compartimos.      

Los cinco yamas que recoge Patanjali en los Yoga Sutras son:

1.- Ahimsa: no dañar, no violencia. Gandhi es el mejor exponente para entender este yama, que tiene como sustrato la consideración hacia todos los seres vivos. El seguimiento de una dieta vegetariana por los practicantes de yoga se apoya por ejemplo en este yama. Pero Ahimsa es mucho más, es no hacer daño físico ni psíquico, es amar a todos los seres vivos, incluido uno mismo. El amor entendido como energía universal necesaria para lograr la transformación de todos los seres. El cristianismo, por ejemplo, lo recoge en su precepto: “Los diez mandamientos se resumen en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.”

También se puede interpretar este yama como solidaridad hacia todos los seres, sobre todo a los que sufren o nos necesitan. Violencia es todo lo que coarta el amor natural hacia todo lo externo, pues somos uno con él.

Alejarse de Ahimsa: insolidaridad hacia los demás, daño al medio ambiente, adicciones, falta de comprensión, herir a alguien.

2.- Satya: veracidad en la comunicación con los demás por cualquier medio, sea lenguaje verbal o extraverbal, lenguaje escrito o acciones. Ser veraz, no engañar, no mentir, teniendo de igual modo muy presente no engañarnos a nosotros mismos.

Puede entenderse también como comunicación adecuada. Que la expresión hacia los demás sea justa y amorosa, evitando cualquier proyección o crítica destructiva. Ello es compatible con dos aspectos: defendernos de las expresiones agresivas o invasivas de los demás y ayudar con nuestra crítica constructiva si es oportuno. El a quién, cuándo, cómo y si procede, son básicos en la crítica constructiva. Saber esto y practicarlo implica discernimiento.

Alejarse de Satya: Engañarte, o engañar a los demás. Pero el énfasis o la inoportunidad en la expresión de la verdad puede ser también dañino.

3.- Asteya: abstenerse de robar. Abandono de la codicia o capacidad de resistir el deseo de lo que no nos pertenece. Robar, no sólo referido a cosas materiales, sino también a robar libertad, chantajes emocionales, tiempo…

Asteya significa también conciencia de hasta qué punto este mundo material y consumista nos tiene atrapados y de cómo esa relación con lo material puede ser una huida para compensar sentimientos de insatisfacción o vacío interior. Lo correcto sería disfrutar siempre al máximo de todo lo que la vida nos trae, también de lo material, sin ansia previa por conseguirlo ni apego posterior.

Alejarse de Asteya: Estar atrapado en el consumismo, sin darte cuenta de que es como la zanahoria, que te hipnotiza haciéndote creer que disfrutas, cuando en realidad estás huyendo o tapando tu insatisfacción interior. Manipular las emociones de los demás por medio del chantaje afectivo y emocional, para compensar tus carencias afectivas o para tratar de conseguir otros propósitos.

4.- Brahmacárya: traducido literalmente significa tender hacia Brahma, establecerse en Brahma. Se lo ha relacionado a menudo con la sexualidad, dando lugar a no muy correctas interpretaciones, hasta el punto de que es muy frecuente verlo traducido como castidad. Una interpretación más adecuada podría ser continencia, moderación en todos nuestros actos. Ser moderado en comida, en sexo, en gasto, en esfuerzo, en autoexigencia, en exigencia a los demás, en apegos emocionales, en relaciones…

La moderación así entendida persigue mantener de forma constante un equilibrio interior. La misma intensidad de una alegría nerviosa en un momento puntual aparecerá en otro en forma de tristeza o ira. La consciencia te hace vivir cualquier situación de manera equilibrada, con actitud serena, si eres capaz de no dejarte arrastrar hasta perderte emocionalmente.

Alejarse de brahmacárya: todo exceso falta a este yama, el exceso que perjudique a lo físico (hábitos alimenticios en exceso, defecto o carenciales, ejercicio, sexo, etc.), a lo psíquico (autoexigencia, sobreesfuerzo, tensión, sobrecarga de pensamientos negativos, duda, miedo, desborde emocional…), o a lo energético (práctica espiritual desmedida, con movilización incontrolada de energías en pos de una iluminación egoica).

5.- Aparigraha: no poseer, abstenerse de la avaricia, codicia. Capacidad de aceptar sólo lo apropiado. En línea con asteya. Si no necesitas compensar carencias internas con lo externo, vivirás la aceptación en su justa medida.

Alejarse de aparigraha: acumulación de bienes materiales, de técnicas, de relaciones para compensar carencias, necesidades o tapar el miedo a la soledad…

Niyama significa “autorregulación”, y se refiere a las actitudes hacia nosotros mismos. Una ética enfocada a nuestro mundo interior para lograr la armonía personal.

Los cinco niyamas que recoge Patanjali en los Yoga Sutras son:

1.- Saucá: limpieza, mantener limpio nuestro cuerpo y nuestro entorno. Limpieza entendida como transparencia interior, apertura y abandono a que la Energía transite sin obstáculos a través de nosotros y nos impregne con su vibración. También transparencia psíquica, en el sentido de liberarnos de la coraza defensiva que, fruto del miedo, estrangula nuestro frágil cuerpo. Por último transparencia corporal, cuidando nuestro organismo a través de un sano ejercicio físico, una alimentación adecuada y una actitud serena y relajada.

Alejarse de Sauca es hacer todo lo contrario, no cuidarse en ningún plano, no dar al cuerpo la alimentación, el descanso y el ejercicio adecuados, tensionarse, sobrecarga, pensamientos negativos, obsesivos, desequilibrio energético por falta o desbordamiento sin canalización.

2.- Santosa: Quietud, contentamiento, aceptación. Capacidad de sentirse a gusto con lo que se posee y lo que no se posee, aceptando lo que la vida te trae y pone delante de ti en cada momento, abandonándote a la experiencia con la clara convicción de que tu presencia aquí y ahora tiene un sentido en tu proceso evolutivo y vives exactamente lo que tienes que vivir, más allá de la mente racional.

Alejarte de Santosa: aquí tendríamos que introducir la diferencia entre resignación y abandono. La resignación implica impotencia, rendición, mientras que el abandono, que exige una gran fortaleza interior, supone una aceptación incondicional de lo que la Energía de la vida nos trae en cada momento, valorando su sentido. Es contraria a Santosa la resignación, como también lo es la ansiedad por conseguir lo que no tienes (lucha desmedida). La justa aspiración, sin embargo, está en sintonía con este niyama; “estate abierto a recibir y te vendrá lo oportuno”.

3.- Tápah: austeridad. Eliminación de las impurezas que hay en nuestro organismo físico y mental, practicando hábitos correctos de sueño, ejercicio, nutrición, trabajo y relajación. En una palabra, cuidarse. También está relacionado con el desarrollo de la voluntad, venciendo la inercia de la comodidad, adoptando la decisión de amar tu cuerpo y tu ser, cuidándolos con la misma intensidad y dedicación que tendrías con la persona más amada por ti.

Alejarse de Tápah: En contra de lo que solemos creer, no nos amamos a nosotros mismos, porque si lo hiciéramos cuidaríamos de forma natural nuestro ser como se merece.

4.- Svaadhyaayá: literalmente se traduce como estudio y recitación de escrituras sagradas. En un contexto más actual este niyama se relaciona con el conocimiento de uno mismo. Se trata de ser conscientes del momento en que nos encontramos, del recorrido que llevamos, de dónde estamos en este momento vital y de los obstáculos que actualmente tenemos delante. A partir de ahí, dos apuntes: Por un lado, desoír los cantos de sirena del ego, que nos va a querer informar de los progresos que hemos tenido o de lo poco o nada que hemos avanzado, apropiándose de la experiencia y filtrándola con arreglo a sus propios códigos (prepotencia o autocrítica dañina, en uno u otro caso). Y por otro, adoptar una actitud de confianza en el desarrollo del proceso, abandonándonos a la experiencia y aceptando que estamos donde tenemos que estar y viviendo lo que tenemos que vivir.

Alejarse de Svaadhyayá: darle demasiado espacio al ego o engañarse constantemente con metas ilusorias, justificaciones o proyecciones hacia los demás.

5.- Ishvará pranidhaana. Abandono al Señor. Más allá de clichés religiosos o culturales, Ishvará debe ser entendido aquí en sentido universal. Utilizando terminología actual, hablaríamos de Energía Total, de lo Absoluto.

Implica tomar conciencia de lo ilusorio de creer que somos nosotros, por medio de nuestra limitada mente racional, los que controlamos y dirigimos nuestras vidas, abriéndonos a la comprensión profunda de que hay una Energía Superior, que también somos, que es la que realmente nos lleva desde su conocimiento y sabiduría. Ante ello sólo cabe el abandono y la confianza, con una actitud consciente.

Alejarse de Ishvarapranidhaana no está directamente relacionado con la falta de fe o de creencias, puesto que la interpretación que cada uno hacemos de “lo que no comprendemos”, de lo trascendente, es libre, con cabida también para el Vacío. Faltar a este niyama es creer que “yo trasciendo”, que soy desde mi ego el verdadero artífice de mi vida.

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