Fundador del centro de Yoga Sananda Internacional y uno de los fundadores de la Asociación Internacional de Profesores de Yoga Sananda (A.I.P.Y.S).
¿Cómo conociste el yoga? ¿Cómo fue tu primer contacto con esta disciplina?
Existe incertidumbre con respecto a nuestra vida, se manifiesta de una forma u otra el deseo de obtener respuestas ante el misterio de la existencia, las preguntas surgen en la mente de manera continua, como un oleaje que perturba la paz que se busca, al igual que interminables preguntas que anidan en nuestra psique: ¿Cómo aparecemos en el mundo y por qué? Perseguimos la felicidad y siempre se desvanece: sufrimos, buscamos respuestas para apaciguar el dolor; nacer y morir, ¿a qué se debe todo esto?
Con estas y otras innumerables dudas y preguntas, comienza en mí la indagación o la aventura de desentrañar el secreto significado del vivir: ahí comienza el yoga, ahí comienza mi peregrinaje yóguico.
A una edad temprana hay una influencia hacia la fascinación por Oriente, escuchando a mi abuelo relatar vivencias de sus viajes que más adelante se materializa en Inglaterra. Con el tiempo, fue tomando cuerpo lo que Tagore decía: “Occidente es abrir los ojos al exterior, Oriente, cerrarlos para adentrarse en lo Profundo”. Creo que es una magnífica combinación, enriquecerse con lo externo e interno.

¿Te planteaste al comenzar con el yoga que llegarías donde estás hoy?
Vivir es estar volcado en un continuo aprendizaje, algo como escalar una montaña que no se finaliza hasta llegar a la cumbre. En esta geografía del yoga, haría referencia a esa famosa frase del Katha Upanisad: “Es más fácil caminar por el filo de la navaja que descubrir la esencia de Brahman”. No creo en metas finitas y limitadas. Quizás exista una especie de nostalgia del Absoluto, como decía el gran erudito George Steiner, que te envuelve mediante el desasosiego hasta que éste cese en un posible estado de plenitud.
Según tu experiencia, ¿por qué comienza a practicar yoga la gente?
Los motivos son innumerables ya que cada individuo es una especie de célula, que al igual que entre los trillones de células de los que el cuerpo humano está compuesto, cada una tiene sus características y comportamiento. Fundamentalmente diría que para sentirse bien en sus mecanismos piscofisicos, buscando estabilidad emocional y salud integral. Hay una contada minoría que se convierte en un buscador de lo Profundo y pienso que la Bhagavad Gita lo cita claramente: “De los mil que me buscan, solamente uno continúa el camino; de los mil que continúan, solamente uno llega a conocerme. Sabe muy bien, oh Arjuna, cuan difícil es el camino hacia la Liberación”.
¿Qué aporta el yoga que no aporten otras disciplinas tanto físicas como espirituales?
Primero, convertir a nuestra mente en el mejor de los amigos, ya que a través de la angustia, miedos, depresión, desasosiego, preocupaciones, irritación, prisas, negatividad y otros tantos elementos, se convierte en un ladrón que nos roba la calma. Entendiendo el comportamiento de la mente mediante la meditación, salimos de cierta oscuridad hacia una mayor lucidez y claridad y tomamos la vida como una oportunidad de crecer y evolucionar, en vez de optar por lo inmediato, lo pasajero, lo efímero que nos empuja de manera desenfrenada a ser presa de los deseos que nunca cesan. Hay que buscar deseos con calidad y el yoga los proporciona. En cuanto a las disciplinas físicas, no hay más que observar los millones de practicantes de asanas, o bien acompañados de otros elementos del Hatha yoga, para darse cuenta de los enormes beneficios que generan en todo el organismo y que, por otro lado, las técnicas del yoga son estudiadas y analizadas por su efectividad en el campo de la ciencia, medicina, psicología y neurociencia. En otras palabras, goza de una gran aceptación tanto social como médica.
¿Qué es el yoga para ti?
Un sistema integral de educación, tanto para el cuerpo, la mente y el espíritu.
¿Cómo lo definirías para alguien que no sabe lo que es?
Indicaría que es un sistema que le ayudaría a adentrarse en ese bosque enmarañado de pensamientos que configuran su mente, con el fin de llegar a descubrirse y a valorar el enorme potencial que posee, para despertar a un estado de mayor equilibrio y armonía del que el ser humano está necesitado, ya que uno conoce mucho sobre arquitectura, literatura, medicina o cualquier otra rama del saber y, sin embargo, es desconocedor de lo que le hace humano: su propia mente.
Asimismo, integraría en esa explicación la necesidad de otros componentes para sentirse bien, tal como el yoga indica: dieta saludable, un ejercicio inteligente y global, qué son las prácticas de asanas de los muchos sistemas de yoga que existen, técnicas de respiración, relajación profunda y una mente positiva que aprenda a discernir, seleccionar lo que es beneficioso en la vida, compartir, y buscar la dicha combinando la vida cotidiana con el crecimiento interior.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para dar clases y para tu vida como yogui?
La enseñanza de distintos maestros y corrientes tanto filosóficas como métodos de Hatha yoga, compuestos por una gran variedad de sistemas basados en un yoga original que procura impulsar y despertar todo el potencial contenido en el ser humano, hasta prácticas de Ashtanga, Vinyasa, Iyengar, Yogaterapia, Yin yoga, Power yoga, Anusara, Kalari yoga. No faltan métodos de meditación y acercamiento al yoga tradicional, Raja Yoga, y poder así aunar cuerpo y mente, sin obviar la inclusión de la riqueza contenida en algo tan descuidado como son las técnicas de Pranayama. En cuanto a lo personal estoy abierto a todo tipo de enseñanzas sin dogmatismos y adentrándome en los territorios de la filosofía, neurociencia, religiones comparadas y la literatura. Evidentemente bebo de las enseñanzas de grandes maestros y de las prácticas yóguicas.
¿Cómo dirías que ha evolucionado tu relación con el yoga a lo largo de los años? ¿Cómo ves esta relación en el futuro?
Seleccionando con el máximo discernimiento la riqueza inconmensurable del yoga y distanciándome de la superficialidad que observo en estos tiempos, donde la práctica y enseñanza del yoga se ha convertido en algo monocromático, es decir, sólo asanas. Al contrario que otros compañeros en el camino, siento afianzarme en la medida que ciertas experiencias te hacen sentir una mayor amplitud de miras y, por poner un ejemplo más clarificador, podría servirme de aquella historia que Swami Vivekananda contaba: “Una rana vivía en su pozo felizmente y consideraba que era todo lo que existía, hasta que un buen día otra rana que provenía del océano cayó en el pozo y le hizo ver a la rana que allí habitaba que existe algo más allá de su experiencia personal y subjetiva. Un Océano profundo que va más allá del yo. Otro nivel de conciencia”.
¿Qué buscas o qué objetivo tienes practicando yoga?
Cada quién tiene objetivos diversos. Ananda o dicha, fundamentalmente mientras se transita por la vida, intentando hacerlo con la mayor inteligencia y procurando aceptar lo que ocurre, compartiendo lo que nos es posible con los demás, ya que todos estamos en el mundo aunque de manera diferente. Armonía, paz, salud…, lo que cualquier ser humano.
¿Cómo integras el yoga en tu día a día?
La actitud que intento cultivar: creo que las enseñanzas de Swami Sivananda lo definen en pocas y sabias palabras: “Sirve, ama, da, purifícate, medita, realízate”. Todo ello contiene las enseñanzas de los diferentes yogas. Ese es el esfuerzo a realizar.
¿Qué te aporta dar clases de yoga a tus alumnos? ¿Y participar en los cursos de formación?
Quizás ayudar a llenar cierto vacío que pueden sentir y sin duda buscan respuestas a la incertidumbre que forma parte de la vida. Por otro lado, si su interés está en combatir el estrés, estados de ánimo negativos o recobrar dentro de lo posible estados de salud y bienestar, el yoga aplicado con sensatez proporciona beneficios incalculables. En lo que a los cursos respecta, intentamos dar una formación rigurosa y ecléctica, a fin de que el yoga sea transmitido de una forma genuina.
¿Cuál ha sido tu mayor reto con el yoga?
Saber distinguir los que venden espiritualidad cargada de falsas expectativas y la facilidad con la que muchos tienden a creer sin cuestionarse nada. Pienso que Krishnamurti puede ser de gran ayuda para saber distanciarse de los “iluminados”.
¿Qué cualidades definen a un buen profesor de yoga?
Preparación, conocimiento, motivación, empatía, y saber transmitir lo que es necesario en cada momento.
¿Cómo integras la ciencia, la psicología, la filosofía y los métodos de meditación en tus clases?
Gracias a esas distintas ramas del saber ha habido una extraordinaria evolución en la humanidad. Ahora es también buen momento para que se produzca un salto cualitativo en nuestra evolución interior. Esa riqueza debe ser aprovechada y así buscar lo que Occidente nos ofrece y lo que Oriente nos proporciona. Para los alumnos interesados en la salud de mente y cuerpo intentamos proporcionar una metodología aplicada a sus intereses. Para aquellos que son más buscadores y con seriedad se adentran en estos senderos, intentar hacerles ver que uno debe alejarse de todo sectarismo y vías de liberación que ofrecen paraísos artificiales. Decía Krishnamurti que una cosa es pensar igual y otra pensar juntos. Se trata pues de entender como lo hacían las luminarias del pasado, Maimónides en la tradición judía, Avicena en la islámica, Tomás de Aquino en la cristiana, Sankara en el hinduismo, Buddha en sus profundas enseñanzas contenidas en las cuatro nobles verdades o la Filosofía Perenne a la que se refería Aldous Huxley, y así sucesivamente. Seguro que se retorcerían en sus tumbas al entender que nuestra noción de la existencia es extremadamente limitada cuando pretendemos definir alegremente una Realidad Suprema. La palabra definir viene a significar poner límites, y solemos hacerlo sobre una Realidad que está más allá de lo que la mente pueda pensar y saber.
Siendo un gran conocedor de las filosofías orientales, ¿Qué lectura recomendarías a una persona lega en la materia para un primer contacto con estas filosofías?
Algo sencillo como Sidharta de Herman Hesse; El filo de la navaja, de Somerset Maugham; Vislumbres de la India, de Octavio Paz y libros sencillos sobre Hatha Yoga.
¿Qué relación tienes con los grandes maestros que conoces?
He tenido -y sigo teniendo- el enorme privilegio de haber conocido y convivido con grandes maestros y observo que de alguna manera las redes sociales y vídeos ocupan un espacio de aprendizaje muy superficial en la actualidad. No hay una relación directa de largo tiempo que contenga la presencia, la fuerza, energía y conocimiento que transmite un verdadero maestro, el cual te hace despertar de tus ensoñaciones e idealismo que suelen conducir a estados engañosos.
Creo que son importantes dos aspectos: el que proviene de la tradición, con sus textos y gurús consecuentes, y de los eruditos y académicos con una preparación exquisita que hoy en día transmiten sus conocimientos en grandes universidades en sus departamentos de estudios asiáticos, y quienes combinan el mundo académico con las prácticas meditativas y yóguicas.
¿Cómo actualizas tus conocimientos? ¿Te sigues formando con maestros o es una labor más autodidacta?
La formación debe ser constante. Las fuentes del conocimiento se encuentran en todas partes y la mente está abierta al saber y la experiencia. Sigo visitando maestros de Oriente y Occidente y aportan a mi existencia luz, luminosidad, claridad y humildad. Intento seguir asimismo las enseñanzas de un gran maestro del cual se contaba esta historia: “Un discípulo se dirige a su maestro y le dice: ‘Maestro, vives tantas dificultades y penalidades y siempre veo que estás alegre y positivo. ¿Cómo es eso posible?’. ‘Verás’, dijo el Maestro, ‘cuando me levanto por las mañanas me pregunto, ¿que elijo hoy, tristeza o alegría? Y decido elegir la ALEGRÍA'”.
Fuente: https://www.yogasananda.com