Por Laura Martín

La reducción de gases de efecto invernadero o la disminución del tráfico ilegal de fauna salvaje son algunos de los ejemplos que pueden contabilizarse de los beneficios que está dejando la pandemia del coronavirus a la que se está enfrentando el mundo actualmente para el medio ambiente.

El coronavirus es un problema de salud y seguridad humana grave, pero, a medida que las personas, empresas y Gobiernos están cambiado sus comportamientos y patrones cotidianos para contener (o evitar) el virus, también se han producido efectos en el medio ambiente que están siendo inesperadamente beneficiosos.

El ‘frenazo’ al que las industrias de gigantes como China se han visto obligadas como consecuencia de la pandemia, la reducción en el número y frecuencia de vuelos entre muchos destinos en todo el mundo, o la suspensión de grandes concentraciones y eventos deportivos, sociales y culturales, así como las precauciones a las que se están sometiendo los ciudadanos en sus movimientos particulares, está trayendo como consecuencia una clara bajada en el nivel de emisiones de gases contaminantes.

“Aunque el alivio sea momentáneo y no resuelva, de fondo, la crisis climática actual, lo cierto es que el coronavirus está trayendo buenas noticias al medio ambiente”, señaló el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en una comparecencia reciente.

Según cálculos del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA) en Estados Unidos, el cierre de fábricas y comercios en China, al igual que las restricciones de traslados aéreos impuestas (se estima que entorno al 5% de la contaminación del mundo pertenece a los aviones) ha producido una disminución en las emisiones de CO2 de, al menos, un 25%, debido a reducción en el consumo de combustibles fósiles como petróleo, gas o carbón, entre otros, una cifra que representa, a nivel global, una reducción del 6% aproximadamente.

“La demanda de electricidad y la producción industrial de China permanecen muy por debajo de sus niveles habituales, según varios indicadores”, explica Lauri Myllyvirta, integrante de CREA, en un análisis publicado en el portal especializado Carbon Brief, en el que esta experta calcula que durante las últimas tres semanas el gigante asiático emitió 150 millones de toneladas métricas (mtm) de CO2 menos que durante el mismo período del año pasado: el equivalente a todo el dióxido de carbono que una ciudad como Nueva York emite durante un año, debido a que las industrias clave del país “están operando a niveles mucho más bajos de lo normal durante la cuarentena”.

Sin embargo, se teme que las medidas que adoptarán posteriormente tanto las autoridades como el propio sector empresarial para estimular la economía, así como el regreso de los trabajadores a las fábricas, volverá a hacer aumentar las emisiones contaminantes por encima de los promedios históricos para conseguir la recuperación financiera.

Efectivamente, “ahora la pregunta clave es si los impactos serán sostenidos, o si serán compensados e incluso revertidos por la respuesta a la crisis de los gobiernos afectados”, alertó Myllyvirta.

Los expertos de Naciones Unidas coinciden en este aspecto y también temen el efecto rebote. “No vamos a combatir el cambio climático con un virus”, advirtió Antonio Guterres durante una conferencia de prensa en Nueva York para presentar el informe de seguimiento de los impactos de la crisis climática, que elabora la Organización Meteorológica Internacional (OMM).

Se teme que debido a las medidas que se adoptarán posteriormente para estimular la economía y conseguir la recuperación financiera, volverán a aumentar las emisiones contaminantes por encima de los promedios históricos.

Fauna salvaje beneficiada

Asimismo, la prohibición temporal del comercio de fauna silvestre impuesta por China para combatir el coronavirus también les ha dado un respiro a algunas especies de animales amenazados, ya que este país, por tradición, utiliza especies consideradas exóticas tanto para su cocina como para su uso en la medicina tradicional,muchas de ellas catalogadas con un grado de especial vulnerabilidad o en la ‘lista roja’ de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Según datos de Naciones Unidas, el tráfico ilegal de fauna silvestre mueve alrededor de 20.000 millones de dólares al año y es el cuarto comercio ilegal más grande del mundo después de las drogas, el contrabando de personas y la falsificación.

Esta prohibición se ha establecido en China precisamente debido a que muchas de las infecciones emergentes en humanos provienen de animales, y particularmente de animales salvajes.

“Estamos entrando en contacto con nuevas especies de vida silvestre y sus hábitats que antes no se producían. Por lo tanto, tenemos una serie de nuevas enfermedades vinculadas a nuevos contactos entre virus, bacterias y parásitos humanos desconocidos hasta ahora”, explica en este sentido Ben Embarek, del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Imágenes de satélite que muestras menor contaminación

Debido a la reducción de la actividad industrial y a la disminución del transporte y vehículos por las calles, durante los últimos días también se han publicado estudios e imágenes por satélite que demuestran que, debido a la crisis por el coronavirus, se han reducido ostensiblemente las emisiones de CO2, no sólo en China.

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha difundido imágenes de satélite que muestran una disminución significativa, también en Italia, en cuanto a la concentración de contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2).

Según explica la ESA, la contaminación en el aire de este país europeo, sobre todo en su zona norte, ha bajado “de manera drástica” después de que las autoridades italianas decretaran la cuarentena.

En un vídeo, publicado por la Agencia, y grabado gracias al satélite Copernicus Sentinel-5P, se muestran las emisiones de dióxido de nitrógeno y otros contaminantes. “Aunque podría haber ligeras variaciones en los datos debido a la capa de nubes y al cambio climático, estamos seguros de que la reducción de emisiones que podemos ver coincide con el bloqueo que causa menos tráfico y actividades industriales”, explica en este sentido Claus Zehner, gerente de la misión Copernicus Sentinel-5P de la ESA.

Por su parte, la NASA también ha mostrado imágenes de satélite que revelan las caídas drásticas en el dióxido de nitrógeno a medida que las personas se quedaban en casa y las industrias se ponían en pausa: primero China, después Italia, luego en España, principalmente en lugares como Madrid y Barcelona, tras el decreto establecido por las autoridades para que los ciudadanos se aíslaran en sus casas.

Según datos facilitados por Greepeace, este confinamiento de los ciudadanos ha contribuido a desplomar la contaminación en Madrid y Barcelona por el descenso de la circulación de vehículos, lo que ha hecho que los valores medios de dióxido de nitrógeno (cuya fuente principal de emisión son los automóviles), hayan caído hasta un 40% por debajo del límite que recomienda la OMS y la UE para preservar la salud.

Además, ciudades típicamente turísticas de Italia como Venecia están actualmente desiertas, sin turistas ni la vida habitual que se suele respirar en ellas. Las góndolas están aparcadas y eso ha hecho que los canales de la ciudad aparezcan estos días más limpios y con peces.

Sin contaminación por las aglomeraciones de visitantes, la calidad de las aguas ha mejorado notablemente. Algas marinas, aves y canales transparentes es la imagen que proyecta hoy uno de los destinos del mundo más atractivos para el turismo.

Preservar la naturaleza para evitar pandemias

“Esta crisis de salud debe ser una llamada de atención”, señala por su parte en un comunicado reciente el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF. “Y así debe ser, ya que deberá servir para generar una mayor conciencia social frente al cuidado del planeta y el uso racional de los recursos”.

En este sentido, y según señala WWF-Italia en un reciente estudio, “existe un vínculo muy estrecho entre la propagación de las pandemias y el tamaño de la pérdida de la naturaleza, una problemática que se acentúa año a año”.

“El trabajo Pandemias, el efecto boomerang de la destrucción de los ecosistemas: proteger la salud humana preservando la biodiversidad destaca algunos de los efectos más devastadores causados por el hombre y cómo estos inciden en la propagación de algunas enfermedades que tienen un fuerte impacto no solo en la salud de las personas, sino también en la economía y las relaciones sociales”.

El estudio se refiere así a la conexión que existe entre las acciones humanas y ciertas enfermedades, y subraya que la salud humana “puede protegerse precisamente defendiendo la naturaleza”.

Otra razón para la propagación de las enfermedades, según este documento, es la destrucción de los ecosistemas naturales, que tienen “un papel fundamental en la regulación de la transmisión y propagación de enfermedades infecciosas”.

“La destrucción de los hábitats y la biodiversidad causada por el hombre rompe equilibrios ecológicos que pueden contrarrestar los microorganismos responsables de ciertas enfermedades y crear condiciones favorables para su propagación”, alerta el informe.

Por esta razón y para evitar que el mundo “tenga que seguir enfrentándose a este tipo de situaciones”, la presidenta de WWF Italia, Donatella Bianchi, considera que es esencial “proteger los ecosistemas naturales, conservar las áreas no contaminadas del planeta, combatir el consumo y el tráfico de especies silvestres, reconstruir el equilibrio de los ecosistemas dañados y detener el cambio climático”.

 

Fuente: www.compromisoempresarial.com