Por Montserrat Canal

Los sabios del Yoga Institute de Bombay afirman que España se sostiene gracias a la fuerza espiritual de los místicos, cuya máxima representación ostentan Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz que, junto con tantos otros, sembraron nuestra tierra de espiritualidad y hondura. Han pasado los siglos, pero su energía sigue ahí, a la espera de que nos conectemos a ella.

No tenemos nada que envidiar a los yoguis de la India, tenemos a los nuestros, los místicos, figuras de talla universal con un mensaje y una experiencia que conecta con nuestras raíces, nuestro lenguaje, nuestra espiritualidad. Los yoguis afirman que la práctica de la meditación, del yoga, actualmente tan extendida en los países occidentales, nos recuerda y aproxima a esta herencia sembrada en nuestra tierra por lo místicos. Con razón el sabio Miguel de Unamuno afirmaba: “Otros pueblos nos han dejado libros; nosotros hemos dejado almas. Santa Teresa vale por cualquier Crítica de la Razón Pura”.

Existe una estrecha conexión entre la mística española y los Yoga Sutras de Patañjali, no tanto en lo formal sino en lo profundo como veremos en el poema de Santa Teresa, Nada te Turbe.

Para introducir este poema baste decir que Santa Teresa lo llevaba escrito en un billete que guardaba en su breviario, echando mano de él ante las continuas dificultades, retos y presiones que fueron una constante en su vida. No olvidemos que era mujer, letrada, con ideas propias y que le tocó vivir en los oscuros tiempos de la Contrarreforma. ¿Qué podía hacer un espíritu libre como el suyo? No le quedó más remedio que desprenderse de todo lo accesorio, de la riqueza cultural y de pensamiento que atesoraba y quedarse con lo esencial: la experiencia mística. Agudizó el ingenio para sobrevivir y desplegar sus intuiciones.

En medio de estos tiempos de zozobra e incertidumbre recuerden las palabras de Santa Teresa en estos versos sencillos de una elevada altura espiritual y observen el terreno común con la filosofía del yoga plasmada en los Yoga Sutras.

Nada te turbe,

nada te espante;

todo se pasa,

Dios no se muda.

La paciencia

todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene

nada le falta.

Sólo Dios basta.

Nada te turbe. Este verso hace referencia a los estados mentales y a la importancia de no dejarse arrastrar por ellos. Santa Teresa llamaba a la mente la loca de la casa. Bien sabemos que para evolucionar espiritualmente no podemos vivir a merced de las exigencias de la mente. Patañjali señala en el Sutra I, 2, quizás el más importante, cual es el objetivo del yoga: detener las modificaciones mentales. Nada te turbe.

Nada te espante. El miedo es el gran limitador de la vida humana y la experiencia espiritual. El miedo nos convierte en rehenes de nuestras miserias y emociones. Patañjali establece que es la emoción más limitante, algo que nos afecta a todos, incluso a los más sabios (YS II, 9). El místico vuela hacia lo alto con valentía.

Todo se pasa. Interesante afirmación que más allá de constatar la inevitable caducidad de la vida hace referencia a la condición de la materia, sus continuos cambios y estados, ocasionados por los gunas. Algo que el yogui observa con desapego y lucidez (YS II, 15). Este verso nos invita a reflexionar sobre cuál es nuestra posición ante el devenir de los acontecimientos, el lugar desde el que abordamos la existencia.

Dios no se muda. Dios es espíritu, un espíritu estable, no condicionado por los dinamismos de la materia, la apuesta segura de Santa Teresa en medio de la fragilidad de la vida humana. Los Sutras I, 23-29 son coincidentes con la mística castellana y muy reveladores sobre la idea de Dios, una concepción teológica alejada de dogmatismos y centrada en la originalidad y libertad del alma.

La paciencia todo lo alcanza. Se refiere aquí Santa Teresa a una actitud: la paciencia, y también a un itinerario. No nos engañemos, la gracia de Dios, la iluminación, no se producen de forma milagrosa en un momento súbito.

Cualquiera que quiera avanzar por este camino sabe que no es fácil ni siquiera para aquellas personas más espirituales, sencillas, bondadosas o inteligentes. Camino de Perfección (Santa Teresa de Jesús), Subida al Monte Carmelo (San Juan de la Cruz), Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y como no, Asthanga Yoga o el Sendero de los Ocho Pasos, son diferentes itinerarios para los buscadores del alma.

El yoga establece que para alcanzar la perfección es necesario recorrer un camino de liberación y austeridad; Asthanga Yoga, que Patañjali plasma en el sendero de los ocho pasos (YS II, 29…) El proceso planteado por Patañjali es más comprensible para la mentalidad contemporánea, pues se basa en premisas científicas, lógicas, más acordes a la mentalidad y sensibilidad de la humanidad hoy. El yoga tiene un carácter tan atemporal, puro, desprovisto de matices religiosos o culturales, que lo hacen idóneo como técnica. La meta, el sentido, los encontramos en los místicos españoles.

Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta. Estos versos hablan de cosas sublimes, de un estado basado en la confianza en Dios como síntesis de todo. Nos invita a preguntarnos. ¿En qué se asienta mi vida? Patañjali dice en el sutra I, 3 que el ser humano alcanza su plenitud cuando se establece en el alma. No hay nada más que decir.


Fuente: http://yogaclasicocantabria.org/

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