Por Patricia Vaglio
Profesora de Satyananda Yoga Academy, Australia

La salud, el bienestar de cada uno de nosotros es, definitivamente, nuestra responsabilidad. No debemos buscar solamente una solución a los desequilibrios que padecemos, a los problemas que debemos enfrentar, en otras personas o en los profesionales de la salud. Tenemos la tendencia a esperar que “otro”, en este caso un médico, solucione estos desequilibrios, y si es posible, de una manera rápida y sin tener nosotros que hacer ningún esfuerzo. El equilibrio, el bienestar, la salud, son cosas que se construyen día a día y requieren de nuestra parte una profunda comprensión y esfuerzo para ser mantenidas.

Hoy día nuestra sociedad se ha vuelto más compleja y la neurosis se ha incrementado. Nuestros cuerpos siguen siendo los mismos desde los últimos 5000 años, pero el medio en que vivimos ha cambiado tanto que el cuerpo no puede adaptarse. El entorno en el que nos movemos, donde las leyes de la naturaleza no son respetadas, es más tóxico y antinatural. Nuestro cuerpo recibe toxinas en lo que bebemos, en lo que comemos y en el estilo de vida que tenemos. En el plano mental, aumentan las tensiones, preocupaciones, miedos, ansiedades, creando una acumulación de toxinas en la mente subconsciente.

Y por este motivo, el Yoga propicia una limpieza sistemática, empezando por las toxinas del cuerpo, a través de prácticas que purifican el canal alimentario y las vías respiratorias. Las asanas eliminan las tensiones de los músculos y las articulaciones, liberando bloqueos y ayudando a construir un cuerpo con vitalidad. Las prácticas de respiración equilibran el sistema nervioso y respiratorio. Las prácticas de relajación y meditación expulsan las toxinas y tensiones mentales.

Desde la antigüedad, estas prácticas han sido utilizadas por yoguis y sabios, para el alivio y eliminación de todo tipo de enfermedades, trastornos y defectos. Es cierto que las prácticas requieren un poco más tiempo y esfuerzo por parte del paciente que los tratamientos convencionales. Pero dan resultados positivos, permanentes, además del ahorro de enormes gastos en medicamentos, por lo que, sin duda, bien valen la pena.

Lo que hace que este método de tratamiento a través del Yoga sea tan poderoso y eficaz es el hecho de que se basa en principios de armonía y unificación, en lugar de diversidad. Estos principios de terapia física y mental, confieren salud absoluta a una parte o sistema del cuerpo y así poder influir en el resto.

En el Yoga existen prácticas de limpieza como Neti, que consiste en hacer pasar agua tibia y salina por un orificio nasal y hacerlo salir por el otro. Se utiliza para diferentes tipos de enfermedades, porque cuando ambos conductos nasales están regularmente limpios, tiene lugar un proceso científico de curación.

Durante la respiración, cuando el aire entra en las fosas nasales, pasa un mensaje al cerebro en relación con el contenido de iones en el aire. Luego, en el tabique de la nariz, se lleva a cabo la separación de los iones positivos y negativos. Así, para un funcionamiento adecuado de la nariz y separación de iones en el aire, es necesaria la práctica de neti, limpiar el pasaje nasal.

Se ha encontrado que las personas que sufren ataques epilépticos e histéricos, respiran por la boca. No sólo por la noche cuando duermen, sino que, incluso durante el día, inconscientemente respiran por la boca. Esto es porque está inflamada la mucosa en la región nasal. Cuando hay inflamación en la mucosa, hay ciertas reacciones alérgicas. Por ejemplo, la mucosa inflamada se niega a aceptar varios olores y reacciona de diversas formas, por ejemplo estornudando, derivando luego en un resfriado, dolor de cabeza o vómitos.

Por lo tanto, aquellas personas que tienen una inflamación continua en la mucosa de la nariz, se ven obligados a respirar por la boca. Cuando se inhala por la boca, la mayor parte del oxígeno va directo a los pulmones. La boca no tiene un mecanismo para separar los iones en el aire. Así que los pulmones crean una gran tensión en el sistema coronario y también en el cerebro. Esto a su vez se convierte en una gran presión sobre los canales sensoriales y la corteza motora, provocando varios tipos de desequilibrio. El tratamiento de estos trastornos es muy simple: dejar de respirar por la boca. La práctica de neti también es muy útil en el alivio de la migraña, sinusitis y muchas otras dolencias relacionadas con los ojos, oídos, nariz y garganta.

Asana (posturas) y pranayama (práctica de respiración)

En la terapia de yoga también hemos tenido excelentes resultados con la práctica de asanas y pranayama. Los asanas principales son muy poderosos porque influyen en el sistema endocrino, que mantiene el orden en el cuerpo físico. El desequilibrio del sistema endócrino hiper/hipo, puede generar cualquier enfermedad. Las posturas de Yoga, están diseñadas para masajear y estimular las glándulas, producir un efecto de transformación de las ondas cerebrales, regular el ritmo cardíaco, la respiración y el consumo de oxígeno. La práctica de Yoga es eficaz para el manejo de los problemas de estrés psicosomático como asma, diabetes, hipertensión o enfermedades coronarias.

En Yoga existe otra práctica importante conocida como pranayama. Normalmente, en occidente, pranayama se traduce como ejercicio o control de la respiración. Pero pranayama no es sólo ejercicio de respiración; es un sistema para la transformación de los diferentes centros del cerebro.

Hay dos tipos de respiración. Las llamamos respiración voluntaria y respiración involuntaria. Cuando se respira automáticamente a lo largo de las 24 horas, se denomina respiración involuntaria y está registrada por el cerebro inferior, en la región occipital. Pero cuando se inicia la respiración voluntaria, se registra un estimulo diferente en el cerebro frontal. La respiración voluntaria permite el control de los distintos hemisferios del cerebro.

En los estudios científicos hemos visto que cuando se respira a través de la fosa nasal izquierda, comienza una actividad en el hemisferio derecho del cerebro, y cuando se respira a través de la fosa nasal derecha, comienza una actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro. Y si se mantiene la respiración, ambos hemisferios del cerebro entran en funcionamiento al mismo tiempo.

Hoy en día, en experimentos científicos se están usando ECG y EEG para registrar el funcionamiento del corazón y de las ondas cerebrales y GSR para medir la actividad eléctrica de la piel. Han encontrado que la práctica de pranayama genera un flujo muy sincrónico de las ondas alfa, delta y theta, que armoniza la actividad del cerebro. Las tensiones grabadas durante los períodos de actividad beta, cambian cuando hay ondas alfa, theta o delta. Cuando las ondas alfa se manifiestan en el cerebro, se ha encontrado que bajan las tensiones en el cuerpo y el corazón se libera de tanta presión.

Por lo tanto, cuando hablamos de tensión o hipertensión, definitivamente deberíamos saber cómo manejar, controlar o entrenar el cerebro para producir ondas alfa. Es sobre esta base que se ha hecho mucho trabajo en el campo de biofeedback. Sin embargo, controlar el cerebro requiere un método para entrenar la mente. No puede ser controlada por la fuerza. El cerebro, que es la sede para la mente, puede controlarse mediante el manejo de los diferentes centros a través de un método sistemático de pranayama.

Meditación

Uno de los cambios más profundos que se produce en el organismo durante la meditación es la desaceleración del metabolismo. Hay una drástica reducción en el consumo de oxígeno y la salida de dióxido de carbono. Concretamente, se ha medido hasta un 20% de disminución en el consumo de oxígeno durante la meditación, porque la tasa de respiración es más lenta. La menor tasa metabólica es debida al control sobre el sistema nervioso involuntario que se desarrolla a través de la meditación.

La meditación tiene una influencia notable en la presión arterial, que cae mucho más de lo normal, tanto durante como después de meditación. La frecuencia cardíaca disminuye, mientras que aumenta la circulación de la sangre; una función del sistema nervioso autónomo es constreñir los vasos sanguíneos, lo que a su vez reduce el flujo sanguíneo. Durante la meditación, se reducen las actividades del sistema nervioso simpático, y por lo tanto, la constricción de los vasos sanguíneos automáticamente disminuye, resultando en un mayor flujo de sangre.

La meditación es el método perfecto para disminuir el nivel de acido láctico y, en consecuencia, reducir la presión arterial y todos los tipos de síntomas de ansiedad. Pruebas médicas muestran que el nivel de ácido láctico es mayor durante el estrés, la ansiedad y la neurosis que cuando el individuo está sereno y tranquilo. Personas que sufren de hipertensión arterial tienen notablemente más ácido láctico en el cuerpo que las personas con presión arterial normal.

Es por todo esto que si queremos hacer algo por nosotros, hay muchas maneras de tomar la responsabilidad de nuestra salud, y las antiguas técnicas de Yoga son un excelente camino.

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