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En las líneas siguientes Savitri llega al plano de la mente razonadora, cima del pensamiento, la clara luz del intelecto.
Era un tranquilo ámbito de mente anquilosada,
aquí ni la vida ni la voz de la pasión eran ya todo;
el grito del sentido se había difuminado en el silencio.
No había alma ni espíritu sino la mente sola
que proclamaba ser el espíritu y el alma.
El espíritu se veía a sí mismo como una forma de la mente,
perdido él mismo entre la gloria del pensamiento,
una luz que no dejaba ver el sol.
Llegó [Sav.] a un firme y asentado espacio
en donde todo era silencio y todas las cosas ocupaban su lugar.
Cada una encontraba el objeto de su búsqueda y conocía su propósito.
Todo tenía una final definitiva estabilidad.
Había allí alguien que ostentaba autoridad
de impresionante semblante y portador de un cetro;
el mando estaba encarnado en su gesto y en su tono;
la petrificada sabiduría de la tradición modulaba su palabra,
sus sentencias tenían el dejo* del oráculo.
“Viajera o peregrina del mundo interior,
afortunada eres de alcanzar nuestro brillante aire
flamante con la suprema cima del pensamiento.
Oh aspirante a la perfecta forma de vida,
encuéntrala aquí; descansa de la búsqueda y vive en paz.
Nuestra es la casa de la cósmica certeza.
Aquí está la verdad, la armonía de Dios está aquí.
Registra tu nombre en el libro de la élite,
admitida por la sanción de los pocos,
adopta tu lugar de conocimiento, tu puesto en la mente,
toma tu número de orden en la oficina de la Vida
y celebra el destino que te ha hecho uno de los nuestros.
Todo aquí, etiquetado y atado, puede ser conocido por la mente,
todo esquematizado por la ley que Dios permite a la vida.
Esto es el final y no hay más allá.
Aquí está la seguridad de la última muralla,
aquí está la claridad de la espada de Luz,
aquí está la victoria de una sola Verdad,
aquí arde el diamante de la perfecta bienaventuranza.
Favorita del Cielo y de la Naturaleza vive.”
Notas:
dejo: sabor.
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© “Savitri de Sri Aurobindo”