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No había allí vigorosa voluntad iniciadora;
una incoherencia atravesando un firme vacío
se deslizaba dentro de un orden de sintonizada casualidad.
Una pura percepción era el único poder
que permanecía detrás de su* acción y de su mirada.
Retirada, todos los objetos se hubieran extinguido,
su universo personal hubiera dejado de existir,
la mansión que había construido con ladrillos de pensamiento y sensación
al comienzo tras el nacimiento del Espacio.
Esta visión era idéntica con lo visto;
conocía sin conocimiento todo lo que podía ser conocido,
veía con imparcialidad el transcurrir del mundo,
mas en la misma indolente mirada inmóvil
veía también su abismal irrealidad.
Contemplaba la apariencia del juego cósmico,
aunque el pensamiento y la vida interior de las formas parecían muertos,
abolidos por el propio colapso de su pensamiento:
únicamente persistía una hueca cáscara física.
Todas las cosas semejaban la brillante sombra de sí mismas,
un filme cósmico de escenas y de imágenes:
la persistente masa y perfil de las montañas
era un dibujo bosquejado en una mente silenciosa
y asido a una trémula falsa solidez
por los constantes latidos de una visionaria mirada.
Los bosques con sus esmeraldas multitudes
vestían con su muestra de matices un impreciso Espacio vacío,
colores de una pintura ocultando una superficie vacua
que parpadeaba sobre el borde de la disolución;
los azules cielos, una ilusión de los ojos,
techaban en la mente la ilusión de un mundo.
Los hombres que caminaban bajo un cielo irreal
parecían marionetas en movimiento recortadas de una cartulina
y manejadas por manos invisibles a través del suelo
o dibujos que se mueven en un filme de Fantasía:
en su interior no había alma, ni poder de vida.
Las vibraciones del cerebro que aparecen como pensamiento,
la breve respuesta del nervio a cada estímulo,
el estremecimiento que el corazón percibe como alegría y tristeza y amor
eran espasmos del cuerpo, su aparente esencia,
ese cuerpo forjado de átomos y de gas
una mentira manufacturada de la hechura de Maya,
su vida un sueño visto por el durmiente Vacío.
Los animales solitarios o en tropel a través de los claros
desaparecían como una visión de belleza y de gracia que pasa
imaginada por un Ojo todo-creador.
Notas:
su acción y su mirada: de Savitri.
su pensamiento: id.
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Cartas sobre este tema dirigidas por Sri Aurobindo a discípulos
pueden leerse en “yogaterapia.es/nirvana-poema-aurobindo/“, página dedica al poema Nirvana.
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