549
Sólo una última anulación restaba ahora,
un impreciso paso indefinible de aniquilación:
todavía permanecía una memoria del ser
que la mantenía separada de la nada:
estaba en Eso* pero todavía no se convertía en Eso.
Esta sombra de sí misma* tan cercana a la nada
era todavía el punto de apoyo del yo para vivir,
regresar de lo Inconcebible
y ser lo que una misteriosa vastedad pudiera elegir.
Incluso como lo Incognoscible decretada,
podía ser nada o convertirse de nuevo en Todo,
o si el omnipotente Nihil tomaba una forma
emerger como alguien y redimir el mundo.
Incluso, pudiera aprender lo que la mística cifra contenía,
esta aparente salida o cerrado final de todo
pudiera ser un ciego pasaje tenebroso oculto a la vista,
su estado la eclipsante concha de un oscurecido sol
en su secreta vía hacia lo Inefable.
Incluso ahora su* espléndido ser pudiera flamear en retroceso
desde el silencio y la nulidad,
brillante porción del Todo-Maravilla,
poder de un Absoluto todo-afirmador,
brillante espejo de la Verdad eterna
para mostrar del Uno-en-todo su faz manifiesta,
a las almas de los hombres su profunda identidad.
O pudiera despertar dentro de la quietud de Dios
más allá del cósmico día y de la cósmica noche
y descansar aquietada en su blanca eternidad.
Mas esto era ahora irreal o remoto
o escondido en el místico insondable vacío.
En la infinita Nada estaba el último signo
o si no lo Real era lo Incognoscible.
Un solitario Absoluto lo negaba todo:
desde su soledad borraba el ignorante mundo
y anegaba el alma en su paz eterna.
FIN DEL CANTO SEIS
Notas:
Eso: el Uno sólo real. (Véase 547)
sí misma: Savitri.
su espléndido ser: de Savitri
***
Cartas sobre este tema dirigidas por Sri Aurobindo a discípulos pueden leerse en la página dedica al poema Nirvana.
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