Sea usted lo que es. Una entrevista con Jean Klein, maestro espiritual y filósofo del Advaita Vedanta

Esta entrevista fue realizada por Stephan Bodian siendo editor de Yoga Journal

Jean, le encuentro a usted y su enseñanza muy interesante por varias razones. Por un lado, usted es un occidental que fue a la India mucho antes de que esos viajes fueran populares y terminó alcanzando un alto grado de realización. ¿Qué le movió a ir a la India?

Tenía la esperanza de encontrar una sociedad donde la gente viviera sin conflictos. Además, creo que tenía la esperanza de encontrar un centro en mí mismo que estuviera libre de conflictos, una especie de presentimiento o anticipo de la verdad.

Mientras estaba en la India, encontró un maestro con quién estudió durante varios años. ¿Cuál es el valor de un maestro en la vida espiritual?

Un maestro es alguien que vive libre de la idea o imagen de ser alguien. Sólo hay función; no hay nadie que funcione. Es una relación de amor; un maestro es como un amigo.

¿Por qué es tan importante para alguien en el camino espiritual?

Porque por lo general la relación con otras personas consiste en pedir o exigir sexo, dinero, seguridad psicológica o biológica. Entonces, de repente te encuentras con alguien que no te pide ni exige nada; sólo da.

Un verdadero maestro no se toma a sí mismo como maestro y no toma su alumno como alumno. Cuando ninguno de los dos se toma a sí mismo como algo, hay una unión, una unidad. Y en esta unidad, la transmisión se lleva a cabo. De lo contrario el maestro seguirá siendo un maestro por el alumno, y el alumno siempre será un alumno.

Cuando la imagen de ser algo está ausente, uno está completamente en el mundo pero no es del mundo; está completamente en sociedad, pero al mismo tiempo libre de la sociedad. Somos verdaderamente un elemento creativo cuando podemos estar en sociedad de esta manera.

¿Qué es lo que le enseñó su maestro?

El maestro trae claridad mental. Eso es muy importante. Llega un momento en que la mente no tiene referencia y sólo se detiene, con naturalidad, simplemente. Hay un silencio en el que cada vez más vives conscientemente.

Y el maestro le muestra cómo hacerlo. ¿Ha aprendido alguna técnica de meditación o de yoga de su maestro?

No, porque lo que realmente eres nunca se alcanza a través de la técnica. Te alejas de lo que eres cuando utilizas la técnica.

¿Qué pasa con el argumento de que si no practicas, no puedes lograr nada?

Primero debes ver que en toda práctica proyectas una meta, un resultado. Y en la proyección de un resultado permaneces constantemente en la representación de lo que proyectas. Lo que eres fundamentalmente es un abandono natural. Cuando la mente se vuelve clara, hay un abandono, una quietud, llenada con una corriente de amor. Siempre que hay un meditador, no hay meditación. Cuando el meditador desaparece, hay meditación.

Así que al practicar alguna técnica de meditación, de alguna manera estás interfiriendo con el abandono.

Por supuesto.

¿Cómo?

Interfieres porque piensas que hay algo que lograr. Pero en realidad lo que eres fundamentalmente es nada que obtener, nada que alcanzar. Sólo puedes alcanzar algo que permanece en la mente, conocimiento. Debes ver la diferencia. Ser uno mismo no tiene nada que ver con la acumulación de conocimientos.

En ciertas tradiciones -el Zen, por ejemplo- tienes que meditar a fin de agotar la mente; a través de la meditación la mente con el tiempo se desgasta y queda en reposo. Entonces, una especie de apertura tiene lugar. Pero usted está sugiriendo que el proceso de meditar interfiere de alguna manera con esta apertura.

Sí. Esta practica se sigue produciendo por medio de la voluntad. Para mí, el objetivo de la meditación es sólo buscar al meditador. Cuando nos damos cuenta de que el meditador, el que busca a Dios, la belleza, la paz, es sólo un producto del cerebro y que por lo tanto no hay nada que encontrar, hay un abandono. Lo que queda es una corriente de silencio. Nunca se puede llegar a este silencio través de la práctica, a través de logros. La iluminación, siendo comprensión, es instantánea.

Una vez que has alcanzado esta iluminación o esta corriente, ¿existes entonces en ella todo el tiempo?

Constantemente. Pero no es un estado. Cuando hay un estado, hay mente.

Usted dice que cualquier tipo de práctica es un obstáculo, pero al mismo tiempo sugiere prácticas a la gente. Enseña una forma de yoga a sus estudiantes, y a algunos les recomienda la auto-indagación, como la pregunta, “¿Quién soy yo?” Parece paradójico, no práctica pero a la vez enseña una práctica. ¿Qué prácticas enseña, y por qué las utiliza?

Tratar de practicar y no tratar de practicar son ambos práctica. Yo diría más bien escucha, estate atento, y ve que realmente no estás atento. Cuando ves que en ciertos momentos de la vida diaria no estás atento, en ese momento estás atento. Después ve cómo funcionas. Eso es muy importante. Sé completamente objetivo. No juzgues, compares, critiques, evalúes. Vuélvete cada vez más acostumbrado a escuchar. Escucha a tu cuerpo, sin juzgar, sin referencia, sólo escucha. Escucha a todas las situaciones de la vida diaria. Escucha desde la totalidad de la mente, no desde una mente dividida entre positiva y negativa. Mira desde lo total, lo global. Los estudiantes generalmente observan que la mayoría de las veces no están escuchando, aunque nuestra forma natural de comportamiento es escuchar.

¿Qué me dice del yoga que usted enseña, y que llama “trabajo corporal”? ¿Qué es, y por qué lo enseña?

Usted no es el cuerpo, los sentidos y la mente, el cuerpo, los sentidos y la mente son expresiones de su conciencia atemporal. Pero para comprender completamente que usted no es algo, primero debe ver lo que no es. Usted no puede decir “yo no soy el cuerpo” sin saber lo que es. Así que indague, explore, mire, escuche. Y descubrirá que conoce sólo ciertas fracciones del cuerpo, ciertas sensaciones, y estas son más o menos reacciones, resistencia. Finalmente llega una sensación del cuerpo que nunca ha tenido antes, porque cuando usted lo escucha se revela, y el cuerpo sensitivo, la energía del cuerpo, aparece.

Es muy importante sentir y entrar en contacto con la energía del cuerpo. Porque al principio su cuerpo es más o menos un patrón o estructura superficial en la mente, formado por reacciones y resistencias. Pero cuando realmente escucha el cuerpo, usted ya no es cómplice de estas reacciones, y el cuerpo recobra su sensación natural, que es vacuidad, un estado completamente vacío. Entonces siente la aparición del cuerpo elástico, que es el cuerpo energético. Cuando hablamos de “trabajo corporal”, se trata principalmente de encontrar este cuerpo energético.

Una vez que el cuerpo energético ha sido experimentado, el cuerpo físico funciona de forma totalmente diferente. La estructura muscular, la piel, la carne, se ve y se siente de una manera completamente nueva. Incluso los músculos y los huesos funcionan de manera diferente.

¿Cómo es el yoga que usted enseña?

En realidad no es yoga. Es un acercamiento al cuerpo basado en la enseñanza de Cachemira. El método de Cachemira es en gran parte un despertar de las energías sutiles que circulan por el cuerpo. Estas energías se utilizan para espiritualizar el cuerpo, para que sea sátvico [literalmente, “puro” o “verdadero”]. En un cuerpo sátvico ya hay un abandono. Puedes ver más claramente lo que no eres: tus tensiones, ideas, fijaciones, reacciones. Una vez que lo falso es visto como falso, lo que queda es nuestro ser atemporal.

Pero tengo entendido que utiliza las asanas tradicionales del Hatha Yoga.

Cada gesto, cada posición que el cuerpo puede adoptar, es una asana; hay ciertos arquetipos que ni siquiera se mencionan en los textos clásicos de Hatha Yoga. Pero hay posiciones arquetípicas por excelencia que traen armonización al cuerpo y la mente. Sin embargo, antes de ir a estos arquetipos, hay que preparar el cuerpo. De lo contrario, el yoga no es más que una especie de gesticulación. Lo que se ve en su mayor parte en Europa y los EE.UU. es gimnasia, gesticulación, y no tiene nada que ver con la integración del cuerpo.

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