Tienes los comentarios de Pilar Ínigo y José Luis Azón,
más los dos primeros capítulos, Samadhi Pada y Sadhana Pada, aquí.

30. Dirigiendo samyama (dharana, dhyana y samadhi) al plexo solar, se obtiene el conocimiento de la constitución corporal.

31. Dirigiéndolo al fondo de la garganta, da como resultado la desaparición del hambre y la sed.

32. Dirigiéndolo al plexo cardíaco, procura estabilidad corporal y firmeza de la mente.

33. Dirigiéndolo hacia la porción luminosa debajo de la coronilla abre al conocimiento que tienen los maestros espirituales.

34. O llevándolo a la intuición, se accede al conocimiento absoluto.

35. Dirigiéndolo al corazón surge la percepción de la conciencia.

36. Surge la alegría de la no discriminación entre la conciencia y el espíritu, que son diferentes. Uno existe en beneficio del otro. Dirigiendo sanyama del espíritu sobre aquélla como objeto se origina el conocimiento del hombre real.

37. Desde allí se accede a una percepción de la audición, el tacto, la vista, el gusto y el olfato que trasciende lo natural.

38. Los poderes psíquicos representan un obstáculo para la obtención del samadhi, aunque en lo mundano son poderes.

39. Puede penetrar un espíritu en el cuerpo de otro cuando ha podido trascender las limitaciones que lo mantienen encerrado y se conocen los medios para hacerlo.

40. Mediante el dominio de la energía ascendente se logran poderes extraordinarios como la levitación y el no sentirse afectado al caminar por el agua, el barro, las espinas, etc.

41. Con el dominio del aliento regulador se logra luminosidad incandescente para el cuerpo.

42. Efectuando control mental sobre la relación entre el espacio vacío y el sentido del oído se logra audición excepcional.

43. Efectuando sanyama sobre el cuerpo, haciéndolo tan ligero como el algodón, se puede flotar en el aire.

44. Por medio del profundo proceso mental incorpóreo, sin conexión corporal ni intelectual, desaparece el velo que oculta la luz.

45.- Se obtiene el dominio sobre los elementos haciendo sanyama sobre su forma física, su naturaleza esencial, sus formas sutiles, la interconexión entre ellos y su finalidad.

46. De este modo nacen siddhis en nosotros, tales como reducir nuestro cuerpo al tamaño de un átomo y otros, la perfección del cuerpo y la indestructibilidad de sus componentes.

47. Esta perfección corporal se traduce en belleza de forma, gracia de movimientos, fuerza y resistencia extremas.

48. Aplicando sanyama sobre el proceso de percepción a través de los sentidos, su naturaleza esencial, individualidad, interconexión y su finalidad, se logra dominarlos.
 


49. De esta forma el cuerpo se hace ágil como el espíritu, se logra independencia respecto a los sentidos y el dominio sobre la esencia primera del ser.

50. El yogui, asentado en el conocimiento de la diferencia entre el aspecto más puro de la mente y el Sí-mismo-esencia, adquiere supremacía sobre todos los estados de existencia (omnipotencia) y conocimiento total (omnisciencia).

51. Pero a través del desapego incluso de este conocimiento, se destruye la fuente de la imperfección y se logra el aislamiento trascendental de la pura observación.

52. El prestigio social o el acceso a experiencias místicas con seres superiores no debe ser causa de orgullo o apego, pues pueden volver a surgir inclinaciones indeseables.

53. Aplicando sanyama sobre el instante y su sucesión por otro instante consecutivo, se logra la sabiduría que surge del discernimiento.

54. A través de la sabiduría surgida de este discernimiento se accede al conocimiento de las diferencias entre objetos indistinguibles.

55. El conocimiento nacido de la inteligencia discernitiva esencial es creativo, capaz de comprenderlo todo en su amplia complejidad y desde una perspectiva atemporal.

56. Finalmente, cuando el aspecto mas puro de la mente (sattva) y el Sí-mismo-esencia (purusha) alcanzan el mismo estado de pureza, todo deviene en pura observación.

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